BAREMBOIM

Cosas del zapping. Canal 29 (Arts Showcase), un primer plano de tres intérpretes de trompa, el tema marcial de la obertura de Los maestros cantores de Nuremberg, de Wagner, el dedo que recibe la señal de alerta del cerebro deja de pasar canales y pocos segundos después, mientras el mismo dedo le sube el vólumen al televisor, se abre un plano general que muestra quién está de trás de todo aquello: el director de orquesta Daniel Baremboim.
Bueno, podrían ser Böhm, Abbado, Giulini, Klemperer, Von Karajan, Bruno Walter, Toscanini, Solti, Boulez... Ellos también dirigieron o dirigen a Wagner de manera impecable. Pero tiene un significado muy fuerte que sea Daniel Baremboim quiene le meta todo el swing, todo el corazón y toda el alma a una obertura (y semejante obertura) de Wagner.
Para comenzar, Daniel Baremboim es un músico argentino radicado en Israel desde comienzos de los años 50 (creo que es 1952), judío. Como se sabe, Richard Wagner fue un antisemita francamente asqueroso. Como reflexionaba un musicólogo cuyo nombre no grabé en mi mente, resulta inexplicable para una mente normal que un ser capaz de componer algo tan espiritual y humanista como Parsifal, alguien capaz de revolver los cimientos de la música y del drama musical en general con obras tan sublimes como Tristán e Isolda, alguien capaz de gestar un proyecto tan grandioso en todos los sentidos como El anillo del Nibelungo, dedicara su mente y su tiempo a calumniar, insultar y atacar de manera tan vil a los judíos.
Y ahí es donde arranca el sentido de todo esto: en aprovechar una anécdota banal relacionada con el zapping para reconocer en toda su dimensión la grandeza de espíritu de Daniel Baremboim.
Como ciudadano del mundo que es (Baremboim tiene una hoja de vida envidiable como pianista y director de orquesta que le ha permitido vivir en muchos lugares del mundo) ha logrado mirar más allá de los clichés guerreristas y pacifistas para armar un discurso de comprensión entre palestinos e israelíes que, por supuesto, choca o sorprende mucho a quienes solemos ver estos temas en blanco y negro.
Baremboim siempre ha reflexionado acerca de la necesidad de desligar al Wagner músico del Wagner escritor de panfletos, pero sin olvidar el profundo impacto que ha provocado en millones de personas, judías y no judías, que Hitler haya adoptado su música como la banda sonora de las invasiones militares y los campos de exterminio.
Ha llevado la música de Wagner a Israel, busca acercar a israelíes y palestinos a través del arte, fomenta el tema del acercamiento con un discurso muy coherente en el que distingue muy bien que una cosa es escuchar, otra comprender, otra perdonar y otra olvidar.
En fin, me emocioné mucho anoche con Wagner a todo taco, con Baremboim al frente de aquel maremagnum, con sus gestos de emoción al frente de sus músicos, me pareció que vale la pena intentar compartir el profundo respeto que siento por el pianista, el director de orquesta, el ciudadano argentino e israelí que ha entendido de una manera tan generosa su responsabilidad como artista y, ante todo, como ciudadano del mundo.
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Un par de links para quienes quieran ahondar en el asunto.
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