NOS ACOSTUMBRAMOS A LA ESCORIA

Qué horror la indiferencia de la gran mayoría de los colombianos, y sobre todo de la gran mayoría de sus líderes de opinión, acerca de los gravísimos hechos que salpican al actual gobierno, a sus funcionarios, a las fuerzas de seguridad del Estado. Por una décima parte de lo que se vive ahora en Colombia se le armó semejante escándalo a Ernesto Samper. Y no es que yo defienda al gobierno del Elefante, o que yo quiera minimizar los horrores que vivió Colombia por cuenta del proceso 8.000 y el empeño del entonces presidente (hoy fiel escudero uribista) por atornillarse al poder. Pero es que aquello que les hizo desgarrarse las vestiduras a los llamados ‘conspis’ no es nada al lado de los escándalos que a diario salpican al actual gobierno.
¿Qué le pasa a Colombia? ¿Acaso el proceso de paz con los Mancusos, los Báez y los Jorge 40 nos acostumbró a vivir entre el lodo, la escoria y la podredumbre? ¿Nos parece normal, o inevitable, que pase todo lo que está pasando en el ejército, el DAS, la Policía, la Fiscalía? ¿O es que creemos que la felicidad que nos produce viajar de nuevo a tierra caliente por carretera es más que suficiente para aguantar estos horrores que no generan ni siquiera una tibia reacción? ¿O será que los llamados líderes de opinión, con tal de que los dejen hacer billete tranquilos y en santa paz están dispuestos a hacerse los de la vista gorda con este Gobierno cueste lo que cueste?