Esta calle de Delft, de Jan Vermeer, evoca de manera un tanto difusa esas tardes grises y tristes de ciertos rincones de Bogotá cuando llueve. Hace falta un sietecueros, es cierto. Sería perfecto colgar este cuadro justo al lado de la ventana que da contra las ramas bajas del cerezo.
2 Comments:
Yo no conozco mucho bogotá pero si se me hace conocido a un sitio que queda por alla en la 45 después de la autopista...barrio la soledad creo que se llama. Y si, es de esas tardes en las que uno agradece tener novia para arruncharse y sino se tiene novia por lo menos abrazar la televisión.
Vivo ( y me aburro) en Delft. Y si.. las tardes grises son de un gris igualito al Bogotano... pero no hay monhtanhas, de un verde oscuro profundo, cubiertas por la neblina.
Esas montanhas (eso y el chocolatico caliente con almojabana) es lo que extranho de una tarde gris bogotana.
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