Tuesday, January 24, 2006

MUNICH

Munich, la última película de Steven Spielberg, lo deja a uno sin palabras. No hay héroes, no hay villanos, sólo muertos, insensatez, por cada muerto seis líderes nuevos que habrá que matar, tarde o temprano, durante décadas, durante siglos...
Lo deja a uno con ganas de aferrarse a algo, lo que sea, un jardín interior, un pastel de fresa.
Lo deja a uno fatigado, más fatigado de lo que lo tiene este mundo plagado de atentados, retaliaciones, verdades absolutas que se desbaratan en el aire así de fácil. Paf. ¿Mi gran verdad? Paf. No queda nada de mi gran verdad. No hay verdades, sólo el horror del odio, del odio que nace de una causa que a causa de tanto odio deja de ser causa y se vuelve insensatez. Paf.
Sigo sin palabras.
La estrenan el viernes, traten de verla.

1 Comments:

Blogger El Chico de la Tapa said...

Y como se sabe, la ficción a veces se queda tan rechiquitica respecto de la realidad,. Qué pavor.

2:48 PM  

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