WOODSTOCK
Hace unos días pasaron el documental 'Woodstock' por el canal Warner y es divertido ver cómo el paso del tiempo le cobra factura por triplicado a ciertos grupos y a ciertos comportamientos que, en su momento, fueron paradigmas. Yo llegué como 10 años tarde al asunto de hippismo pero en quinto y sexto de bachillerato y comienzo de universidad (finales de los 70) era común que teatros de cine que ya no existen (Olimpia, Americano, María Luisa, el Embajador cuando era el Maracaná del 70 milímetros) pasaran películas de rock en funciones de matinales de sábado o funciones de media noche de viernes o de sábado. Y por allá yo iba casi siempre.
'Woodstock', en particular, me parecía casi que una biblia. Lo que decían los entrevistados, las pintas, el peace and love... La gente en la acera hacía cola de horas, uno ya sabía que cuando empezaban ciertos actos (Ten Years After, Sly and the Family Stone, Joe Cocker) la gente gritaba "¡foco!", "¡volumen!"...
Bueno, volver a ver 'Woodstock' con tantos años de distancia genera una sensación ambivalente entre viejera y documento de palpitante actualidad.
Por un lado, pretender que un concierto de rock, por grande que sea, es una ciudad o una nación, toda esa cantidad de "groovy", el culto a la droga... sonaba muy lindo pero poco más que eso.
En cambio, es de absoluta actualidad el debate sobre la violencia y la música y, más sutilmente, los viejos que juzgan a priori a los jóvenes. Eso pasaba en los 60 pero también ocurre hoy, así no haya una lucha generacional abierta como la de los 60. Los que fueron hippies rebeldes en los 60 hoy suelen comportarse por lo general con una godarria que apesta.
Los organizadores del evento (no recuerdo sus nombres) son de una lucidez total, podrían hablarle a los jóvenes, digo, a la sociedad en general de cualquier época. Tenían muy claro el verdadero alcance de la cultura.
En cuanto a la música, pasa lo mismo. Mis amados Jefferson Airplane, al igual que Country Joe McDonald y Country Joe and the Fish, sólo funcionan en el contexto hippie del llamado 'róck ácido de California' (Así se llama el excelente libro de Jesún Ordovaz sobre los grupos de Frisco y LA de aquellos años), Viet Nam, Haigh Ashbury... Se nota que son de allá y de allá en esa época.
No sé qué pensar ahora del momento cumbre de Woodstock, al menos para los pepos bogotanos de finales de los 70, que era la actuación de Ten Years After, que se centra en las acrobacias de Alvin Lee, hijo egregio de la muy noble y muy leal ciudad de Nottingham, Inglaterra, al frente de su guitarra roja. Como que esos solos demasiado largos no aguantan... ¿o sí? igual Tal vez por pura nostalgia me da gusto reencontrarme con sus muecas cada vez que aporrea la guitarra. De lo de Hendrix mejor ni opinar, muchos críticos están de acuerdo: su actuación en Woodstock fue deslucida.
En cambio lo de The Who mejora más y más con el paso de los años. El que era hace 25 años un acto de segundo nivel al lado de los más pirotécnicos o dramáticos Joe Cocker, Ten Years After o Sly and The Family Stone, ahora lo veo como lo mejor de Woodstock. Mentiras: 'Soul Sacrifice', de Santana, es un ejemplo sublime de fusión muy difícil de superar y que le ofrece gran cantidad de lecciones a los músicos de hoy.
Pero, volviendo a The Who... ¿ha existido un mejor baterista -al menos en escena- que Keith Moon? Para mí The Who se pelea en nivel 'top five' las categorías mejor baterista, mejor cantante, mejor bajista y mejor guitarrista rítmico.
Y en Woodstock demuestran que lo suyo, así 'Tommy' estuviera enmarcado en la onda hippie, ha sabido soportar, y muy bien, el paso de los años.
3 Comments:
Definitivamente The Who es de lo mejor que ha producido la historia, estoy de acuerdo con lo del Top 5..., además toda su influencia en la cultura Mod británica, al lado de maestros como el mismo Ray Davies.
No se si Ud. ha visto Gimme Shelter el documental acerca del concierto en Altamont que sus organizadores promovieron como el Woodstock de la Costa Oeste. La película además de tener música excelente, (Rolling Stones, Jefferson Airplane, Tina Turner, etc) documenta el concierto, que junto a los asesinatos de la familia Manson, marcan el fin de la década de “paz y amor”.
El espectáculo que muestra la peli es dantesco: miles de hippies en un viaje re-maluco (el típico es un gordo empeloto tripiando que se le tira a todo el mundo encima), los Hell’s Angels dándole seguridad al evento a punto de coñazos, a Marty Balin de los Jefferson Airplane lo cascan con un palo de billar, los de Grateful Dead ni tocan por que les da culillo y como clímax del evento a un tipo lo matan en medio de la canción “Sympathy for the Devil” de los Rolling Stones! Tremendo documental.
Claro, Altamont (Gimme Shelter) es una cruel contraparte de Woodstock. Y hasta irónica. En Woodstock diluvia, el cielo es gris, y todo es paz y amor. En Altamont brilla el sol de California y es un infierno insoportable.
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