Tuesday, January 03, 2006

DOS LIBROS

La última semana de 2005: Honda, sin televisor ni radio ni periódicos. Sólo un par de novelas. El testigo, de Juan Villoro, e Hijos de la medianoche, de Salman Rushdie.
La de Rushdie es casi una especie de Tambor de Hojalata. Un personaje que nace en el momento exacto del nacimiento de India como nación (la medianoche del 15 de agosto de 1947) recuerda su vida, que es la de su país y Pakistán hasta 1978, fecha en la que sucede el presente de la novela. Pero es un recuerdo personal, inexacto, tendencioso, así que no es la historia novelada de la India sino un relato plagado de humor, tragedias y homenajes a las costumbres culinarias del subcontinente. Rushdie también le rinde gran cantidad de homenajes de amor-odio a las mujeres (abuelas, madres, niñeras, tragas imposibles, hermanas, hasta a la misma Indira Ghandi, que en últimas no es otra cosas que la mamá de la India al menos en los 60s, 70s y parte de los 80s) y, sobre todo, como gran telón de fondo, le reinde homenaje a esa desbordada diversidad cultural del hindi, del urdu, del gurajati, del tamil, de los mil y pico de idiomas que se hablan en la India, del hinduísmo y el islamismo, del budismo, del cristianismo que también llegó a la India, una tradición cultural que se remonta a los abismos del pasado y que ni siquiera los fanatismos religiosos y políticos son capaces de borrar.
En fin, parece que la novela no se consigue ya en Colombia, Alfaguara la editó en 1984, ojalá la volvieran a traer.
La de Villoro no es épica, está mucho más centrada en el protagonista, un intelectual mexicano que vive en París desde comienzos de los años 80 y que regresa a México en busca de su pasado, de la huella del poeta Ramón López Velarde y termina atrapado de nuevo en un país que no reconoce del todo pues algunas cosas han cambiado (ya no gobierna el PRI, los narcos, esas cosas) y termina atrapado en la vieja hacienda arruinada de sus antepasados... es un libro complejo, lleno de referencias a las poesías de López Velarde, a la Revolución Mexicana y su gran fracaso... es más, no le hagan caso a lo que acabo de escibir (ni a lo de Rushdie) porque ambas novelas son muchísimo más que eso. Para mí, dos excelentes novelas. Léanlas si tienen la oportunidad de hacerlo. Creo que valen la pena.

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