NAVIDAD EN BOGOTÁ HACIA 1967 (2)

Hoy es jueves 15 de diciembre y diluvia como solía diluviar en octubre y en noviembre. ¿De dónde habrán sacado que en Bogotá siempre hace sol en diciembre? El aguacero que cayó el domingo 24 de diciembre de 1967 fue de puta madre. Recuerdo que el día amaneció muy gris. Llovizna. Todo el rato esa llovizna bogotana que dura horas. Siglos. Como era domingo tocaba ir a misa. En la iglesia del Sagrado Corazón. Carrera octava media cuadra al norte de la 40, abajo de la Javeriana. Mis papás nunca iban a misa pero nos obligaban a ir, decían que no iban porque eran protestantes. La iglesia del Sagrado Corazón era muy austera, casi sin adornos, parecía luterana, no sé ahora, no entro por allá desde mediados de 1968.
Después de misa nos fuimos a almorzar donde mis abuelos Vicente y Leticia, como todos los domingos. ¿Dejaría de llover? Mi abuela hacía buñuelos bogotanos, buñuelos antioqueños, rizos, almíbar con uvas pasas, arroz de leche y natilla que por la noche llevaban a mi casa, donde se celebraba la Navidad. Un apartamento en la calle 38 con octava. Pasó la tarde y no dejó de llover. Llegó la noche y seguía esa llovizna. Recuerdo... esa ventana, mirar desolado el lote vacío donde un par de años después construirían la Embajada de Estados Unidos, hoy Ministerio del Ambiente. A mi edad es irrelevante que llueva o no llueva un 24. Pero en 1967, para un niño de nueve años no poder echar globos el 24 era una tragedia. Así que llegó la noche y nunca dejó de llover. Mi tío Gustavo, con un whisky en la mano, sonreía mientras se lamentaba conmigo. Un 24 sin globos, sin pólvora. Agradecí su solidaridad. 38 años después vengo a caer en cuenta que para él era mucho más divertido tomarse un par de whiskies que echar globos. Y eso que mi tío Gustavo es experto en aviación.