FRAGMENTOS DE TEUSAQUILLO (4)
Todavía quedan unas pocas. Abandonadas, con el pasto alto y las rejas oxidadas, una puerta rota y una estrecha pared de ladrillo. Desde niño quise saber cómo era todo allá adentro... Tal vez un recinto oscuro y estrecho, un inmenso transformador, el miedo que provocan las advertencias de alta tensión, siempre me pregunté cómo hacían los gatos para entrar y salir de allí sin chamuscarse, cómo harían los pájaros para armar sus nidos en aquellas apacibles trampas de ladrillo. Cuando caminaba cerca a ellas alcanzaba a oir el suave pero amenazador murmullo de los transformadores allí escondidos. Ahora sólo hay silencio.
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