Thursday, June 30, 2005

LO DE PINK FLOYD

Cuando era adolescente (hace tanto tiempo, hablo de finales de los 70, comienzos de los 80) pensaba y soñaba a cada rato con reuniones de grupos de rock que se habían separado en el pasado. Posibles conciertos de los Beatles otra vez juntos, esas cosas. Y ni qué decir de la aparición de los llamados supergrupos: uno se llenaba de júbilo al saber que se unieron el ex-guitarrista de Yes y el ex-bajista de King Crimson y el ex-cantante de... Grupos estilo Asia, UK...
Luego como que no tanto. Con la llegada del punk y eso que llamaban el new wave empecé a mirar con cierta sospecha ese afán de reencauche. Como que eran nuevos tiempos, como que aquel acercamiento al sinfonismo había dado lo suyo y chao, algo así como que después de Mozart vino Beethoven y nadie odia a Mozart ni va a dejar de oírlo pero qué sentido tiene un reciclaje de Mozart a lo largo de todo el siglo XIX si lo que tenía que decir lo dijo en su momento.
En los 90 la cosa se volvió francamente sospechosa. Velvet Underground, Jefferson Airplane, los Stones que resucitaron de las cenizas de un (supuesto) "irreconciliable odio" de Jagger por Richards y viceversa a mediados de los 80...
Ahora lo de Pink Floyd. Una causa justa, es cierto, que amerita algo de nostalgia. Y de ironía. Porque ver reunidos bajo la misma carpa a Pink Floyd y a los Sex Pistols, que se ponían camisetas de Pink Floyd a las que les agregaban arriba 'I hate...' no deja de ser una graciosa mueca del destino.
Pero no sé qué sentido tendrían los cuatro ancianos otra vez robándose el show con el reciclaje ad nauseam de The wall y The Dark side of the moon. Pienso que esas son maniobras un tanto desesperadas de las disqueras que quieren caerle con todo a los veteranos, los que de veras seguimos comprando discos. Los jóvenes de hoy, pienso yo, no le deben ver demasiado sentido a gastarse un platal en un CD para tener una ínfima parte de todas las canciones que caben en un i Pod o el disco duro del computador de la casa. No sé, es una percepción que tengo desde hace bastantes años y que me corroboran esa cantidad de antologías pensadas en la nostalgia de nosotros los cuarentones: las tres antologías de Los Beatles, el Submarino amarillo remasterizado, todos los CDs de Dylan y Genesis y todo lo medio vejestorio famoso que se les ocurra en tecnología 20 bit, luego en surround 5.1, ahora en SACD... los años maravillosos de la salsa, de la canción social, del tango, de la música para planchar, es decir, grabaciones realizadas durante los años maravillosos de la industria discográfica antes de que aparecieran Napster, los discos duros con memorias en gigas y los computadores multimedia con tarjetas de sonido de alta fidelidad.
No me declaro de todo en contra de este asunto del reciclaje. Por ejemplo, el CD doble Minimum + Maximum que acaba de salir de Kraftwerk en vivo permite oir esas canciones ya remotas grabadas en la era del minimoog y los osciladores ahora reinterpretadas en vivo con un lenguaje sonoro mucho más contemporáneo. Creo que vale la pena este ejercicio de reigeniería. También me encantó otro CD doble de hace como cinco años, el del concierto de los 25 años de Gong, en el cual nuevas sonoridades imposibles de lograr a finales de los 70 le daban un aire a los temas clásicos de la trilogía de Radio Gnome.
Pero otra vez Pink Floyd sueltos por ahí... no sé... Habría que oír con qué salen. Es un juicio a priori pero en principio prefiero recordarlos por lo que me gusta de lo que hicieron y no perpetuar un mito de una época que pasó hace mucho tiempo.

1 Comments:

Blogger Andrés said...

A veces la introduccion de formatos nuevos permite a quienes no pudimos comprar la version original, disfrutarla asi sea en version digital. Asi muchos de los albumes raros con los que me hicieron fieros en los puestos de la 19 en decadas pasadas, hoy ya son conseguibles casi todos en CD.
Chevere cuando pueda reemplazar mis gastados cassettes de Hora Local tocando en vivo por CDs...

6:34 PM  

Post a Comment

<< Home