DEPRESIÓN

Más que el resultado en sí, de las elecciones de ayer me deprime el ambiente de indiferencia generalizada. Casi nadie vota, de los pocos que votan un millón lo hacen mal y les anulan los votos, los mal llamados fenómenos (Carlos Gaviria, Rafael Pardo, Rodrigo Rivera) obtienen votaciones ínfimas si se comparan con el potencial de votantes. Multipliquen por cien las votaciones de cualquier lista y divídanla por 26'500.000. Todas las listas uribistas unidas no llegan al 25 por ciento.
Me deprime ver que la democracia representa cada vez menos. Casi nada.