QUÉ GROSERÍA...
La Fundación para la Reconcicliación celebra en estos días el Primer Encuentro Internacional de las ESPERE - Escuelas de Perdón y Reconciliación, al que asistieron especialistas de varios países del mundo en temas relacionados con reconciliación y perdón. De Israel, de Brasil, de Colombia también... Uno de ellos es el reverendo Michael Lapsley. Su historia es así. Nació y creció en Nueva Zelandia. Como miembro de la inglesia anglicana viajó a Sudáfrica en 1973 y se iunvolucró en la luycha contra el Apartheid. En 1976 tuvo que exilarse en Rhodesia (hoy Zimbabwe) y en 1990, tres meses después de la libración de Nelson Mandela, algún miembro del gobierno del Apartheid le envió una carta bomba camuflada entre dos revistas religiosas. De milagro no murió en el atentado pero perdió las dos manos, un ojo y un oído. Cuando terminó el régimen del Apartheid regresó a Sudáfrica y comenzó a trabajar en talleres de reconciliación y perdón. En la actualidad dirige el Institute for Healing of Memories, con sede en Ciudad del Cabo.
Y ya que estamos preparándonos para el inminente advenimiento del Año del Cerdo (comienza este 18 de febrero), pues nada mejor que reproducir una letra del LP Animals (1977) de Pink Floyd. Esta traducción es de la página Locoscomgracia. (usuarios.lycos.es/locoscongracia/creacion/rock/_rock.htm)
Antes de seguir con detalles relacionados con nuestro presente de cochera y porqueriza, que sin duda coadyuvan a engalanar la celebración del Año del Cerdo, se hace necesario señalar que Colombia es tierra propicia para el libre desarrollo de cerdos del porte de Jojoy, Uribe y Mancuso. Y lo es, entre muchas otras razones, por una muy sencilla: el nombre de nuestro país le rinde homenaje a un cerdo asqueroso, un bellaco ambicioso, asesino y embustero llamado Cristóbal Colón.
A Carlos Holguín Sardi, el cerdo con cara de sonámbulo, le parece perfecto que los políticos y los paras hayan hecho el acuerdo de Santa Fe Ralito.
De acuerdo con el calendario chino, el 18 de febrero comienza el año del jabalí o del cerdo.
A paso de cangrejo, de Günter Grass. Excelente novela corta acerca del hundimiento del buque de pasajeros Wilhelm Gustloff, en enero de 1945, torpedeado por un submarino soviético. Este episodio, que provocó muchísimas más víctimas que el Titanic (se calcula que entre 6.500 y 10.000 muertos, casi todos civiles, muchísimos niños) pasó inadvertido porque los nazis no querían desmoralizar a la población y porque los soviéticos no querían desprestigiarse por haber sacrificado a tal cantidad de civiles inocentes. Grass hace una reconstrucción de la tragedia y, de paso, aprovecha para reflexionar acerca de la Segunda Guerra Mundial y la reunificación de Alemania, dos temas muy recurrentes en sus novelas y ensayos.