TRAQUETOTITLÁN (9)

A Gonzalo Carranza nunca le tocó ver que la guerrilla asesinara a sus padres en su presencia. Jamás vio a un paramilitar con traje de fatiga, como los que ilustraban el libro de Historia Patria de su hijo Carlos. Héroes del Catatumbo. Héroes de Chimá. Comandante Báez. Aquellos eran los mártires y próceres que habían desplazado a Nariño y a Bolívar de los textos escolares. Textos universitarios no había porque en Colombia hacía rato se habían acabado las universidades. "¿Eso para qué?", se había preguntado el Presidente Mancuso, cerebro de la Segunda Regeneración. El que había mandado reescribir la Historia Patria.
Cuando Gonzalo Carranza nació, hacía décadas que habían muerto los que volvieron a Colombia aquel horror con el que él convivía sin atreverse a chistar. Era el chofer de confianza de un asesino descendiente de asesinos de quinta o sexta generación. Era o eso o ser uno de los millones de indigentes que esquivaba todos los días por centenares en su burbuja blindada.