EL MUSEO PERFECTO (1)

El Museo Perfecto no está lleno de cuadros. Es más, casi no tiene cuadros. No quiere competir con el Louvre ni nada de eso. Es un museo muy pequeño. Dos salas, a lo sumo tres. Queda lejos de las autopistas y de las avenidas, lejos de cualquier gran ciudad. En el Museo Perfecto no hay Guernikas ni Davides de Miguel Ángel ni Monlisas ni Rondas Nocturnas ni Meninas ni nada que atraiga como moscas a las hordas de turistas japoneses y de Arkansas que convierten en verdadera pesadilla la visita a un museo. En el Museo Perfecto los buses de turistas no tienen espacio para aparcar.
En el Museo Perfecto pondría este cuadro de Rembrandt. Ni siquiera recuerdo muy bien cómo se llama, son los Síndicos, unos comerciantes de telas de Amsterdam. Esa pintura la descubrí creo que en 1976, en una película basada en una novela de Agatha Christie. Me gustó tanto que el par de veces que he ido a Amsterdam (1980 y 1998)le he hecho viaje al Rijkmuseum y me he aguantado las hordas de turistas japoneses y de Arkansas sólo para verla. Me encantaría que ese cuadro estuviera en el Museo Perfecto.